Feliciana Ramírez y Maruch Méndez

Mujeres del barro

La exposición de “Mujeres del barro” es una exploración del trabajo de dos mujeres con experiencia de muchos años en la producción de la cultura de sus pueblos. Hoy estas dos artistas chiapanecas nos comparten sus figuras de alfarería, impregnadas de la tradición ancestral maya. Feliciana Ramírez Díaz (Amatenango del Valle) y Maruch Méndez Pérez (San Juan Chamula) aceptaron la invitación de la Galería MUY de interpretar sus tradiciones de manera libre y expresiva con la materia de la tierra, cada una desde un punto de partida propio.

Feliciana Ramírez ha moldeado piezas que honran la naturaleza y la mítica relación de interconexión entre el ser humano y la tierra. Doña Feliciana es la matriarca de una de las familias más reconocidas y premiadas por su producción de artesanía del pueblo de Amatenango.

La tradición de este pueblo tzeltal se remonta al pasado lejano y hasta mítico.  Las alfareras de este municipio, de donde sale el famoso barro blanco, han surtido a gran parte de las comunidades de los Altos de Chiapas con sus recipientes para el agua, comales, vajillas, macetas y otros objetos de utilidad, asumiéndolo como su responsabilidad y el principal servicio de Amatenango a otros pueblos originarios. En la obra artística de la maestra Feliciana expuesta por primera vez en la Galería MUY, se puede apreciar la continuidad ancestral de fabricar objetos. Pero en cierta forma estas piezas representan una ruptura: de la olla de empleo doméstico, pasa a la artesanía maravillosa de los jaguares de Amatenango, y ahora convierte el material en piezas únicas artísticas, al tomar vuelo la imaginación y crear figuras humanas, mezcladas con sus nahuales, figuras orgánicas y casi abstractas, que simboliza a la vez narrativas de profunda importancia cultural.

Claro, aún cuando Feliciana Ramírez ejecuta esta liberación figurativa artística, opta por mantener un elemento utilitario-poético: la mayoría de las piezas sirven de candelabros. Estas velas, además de iluminar el espacio de la habitación, resaltan el misterio y belleza de las piezas integrándose como parte fundamental de las mismas. Son “obras vivas” las que produce la mano y el espíritu de la artista.

Maruch Méndez Pérez (K’atixtik, Chamula; 1957) es artista natural, por nacer sus ideas de su alma y cultura tsotsil-maya. Pasó en su juventud seis años viviendo en el bosque – “mi escuela,” dice – y después se asumió como madre-proveedora de cuatro hijos y dos hijas. Fue llamada como j’ilol (curandera) y subsecuentemente autoridad religiosa. Su arte recrea su forma de vida autosuficiente en todos los aspectos. Su conocimiento de la sabiduría mítica, legendaria e histórica ha ido más allá de su pueblo en forma de rezo-cantado gracias a su participación en el Taller Leñateros y su creatividad manual en todo lo que toca, ya sea hilo de lana, papel hecho a mano, la cruz decorada, el fuego del comal, o el barro. Ha sido solicitada en performances de la ciudad de México; San Antonio, Texas; y París, Francia. En 2002, Maruch Méndez retomó la vieja y casi extinta tradición chamula de moldear objetos domésticos en barro, horneado en fogón, para transformar la tierra en figuras que plasman el imaginario de sus ancestros y de su propia vida. De ahí en adelante ha perfeccionado un estilo personalizado de gran sencillez y profundidad. Ella no se dice “artista” hasta la fecha; el arte la emite con sus gestos, su risa, su narrativa, su creación plástica y de manera fundamental en cuanto a la creación de su instalación artística.

Maruch Méndez retomó la vieja y casi extinta tradición chamula de moldear objetos domésticos en barro, horneado en fogón, para transformar la tierra en figuras que plasman el imaginario de sus ancestros y de su propia vida. A diferencia de las muñecas cerámicas vestidas en trazos de ropa usada, que se venden comúnmente en las calles de San Cristóbal, La maestra opta por engrandecer las figuras y por reproducirlas en cantidades que, puestas en diálogo con los elementos de la naturaleza del territorio Chamula, nos impactan y transportan a otro mundo, en el cual Maruch es guía.

Obras

Xanaviletik (Caminantes) | Maruch Méndez

Instalación
2015

“Para su actual exposición, Maruch Méndez (Chamula, 1957) se ha inspirado en dos historias con personajes inmemorables en la tradición chamula. Creó dos instalaciones que emplean: las esculturas en alfarería, tierra y piedras, troncos de árbol, ladrillos y musgo con diversa flora. También sus instalaciones incluyen videos cuya autoría es del videasta Humberto Gómez Pérez . Gómez (San Andrés, 1988)”.

Mujer jaguar con niño | Feliciana Ramírez

Escultura de barro; consiste en dos piezas
2015

“La mujer jaguar vio un niño y lo abrazó, porque es una mujer jaguar sagrada, porque le gustó mucho. No hay que tener miedo, porque la mujer jaguar quiere mucho a la gente.   La boca está abierta porque está contenta, está sonriendo.”

Jme’etik Xpak’inté | Maruch Méndez

Terracota
2015

“La metodología de creación de las figuras: Maruch utiliza barro de tres localidades en Chamula, conocidas por su tierra de buena calidad (ya que la gente hacía ollas, comales, y otras cosas domésticas con esta tierra). Son lugares sagrados. Méndez excavó y llevó la tierra a su casa, donde la molió y moldeó en las figuras, creando las expresiones especiales de cada cara, y finalmente los quemó con carbón que viene de árboles parcialmente quemados por el hermano de la creadora”.

Mujer de las mazorcas | Feliciana Ramírez

Escultura de barro quemado y pulido
2015

“Cuando era chica, antes había milpa muy bonita, pero ahora solo unas personas siembran. Íbamos a desgranar. Antes las matas eran bien grandes; habían tres o cuatro mazorcas por mata. Antes no había líquido, ni fertilizante, nada más con azadón. Se junta la tierra y cuando ya está floreando la milpa, se crece bien grande. Ahora ya no da bien, son chiquito. El líquido quema la tierra. Antes, sembraban frijol, lo daba mucho, ahora ya no. Sale el frijol pero con gusanito. Son muy original el maíz y frijol. Pedir que le dé mucho maíz, a Dios: por eso tiene un lugar para la vela”. 

Las tres niñas | Maruch Méndez

Instalación
2018

“Maruch Méndez emplea en sus instalaciones piedras con significados espirituales que ha coleccionado durante años. Viendo la instalación de Oxib Tzebetik (Tres Niñas), a la mano izquierda se encuentra la piedra caliza de sMixik Balamil” (Ombligo del Mundo) que Maruch rescató del centro del mundo, o sea de una cueva a la que fueron descendiendo durante nueve horas al encontrar las piezas. La piedra entre la madre y el padre de las niñas es “San Simón” que la maestra Maruch descubrió en el mismo viaje”.

La mujer abraza su obra en forma de jaguar | Feliciana Ramírez

Escultura de barro en una pieza
2015

“El jaguar tiene su pelo y la mujer está con ropa. Ya quiere vender su jaguar pronto”.

“Hice los pies casi con garras, en el lodo. El pie sabe a donde va. Con sandalias ya los pies son diferentes”.

Mujer | Maruch Méndez

Terracota
2015

“Había un día, un señor que caminaba en el bosque como de costumbre lo hacía, dejando a su mujer en su casa, que de repente escucha una voz de mujer en el bosque, al ir acercándose ve a una señora en el camino., Le pareció ver a su mujer. Al acercarse más escuchó el llamado, y sintiéndose seguro, caminó. Caminó dentro del bosque hasta perderse sin darse cuenta en el bosque, por el xPakinté”.

“Su mujer estaba preocupada. Pasaron los días y su esposo no regresa a casa. sale a buscarlo en todo los posibles lugares que lo podrían encontrar. Al ver que no daban con el paradero, acuden con dos señores sabios para pedir favor de velas, rezos, para que las encuentren a su esposo en el bosque, cuevas, montañas. Al gritar por su nombre responde: “Por acá, debajo de estas ramas.” y cada vez que le gritaban respondía diciendo lo mismo. Al terminar el día de la búsqueda no logran encontrarlo. Y de regreso a casa con la angustia de que estuvo cerca de encontrarlo. Al paso de tres días, el señor se escapa del XPakinté, regresa a su casa con su esposa, para explicarle de cómo fue que se lo llevaron, a perderse, que le platica, en el camino. Le pareció, la vio en el camino que lo llamaba que lo siguiera al bosque, también cuando llega a la cueva de Xpakinté le ofrecieron comer caldo de gallina que era como caldo de culebra de rio (chij chon), al día siguiente un guajolote, que un cocodrilo (ik’al nab chon), y se quedó con ella. Una vez contado lo ocurrido lo que pasó y le hicieron por el Xpakinté. Al señor a los tres días de estar en su casa con su mujer, el hombre muere a los tres días”.

(Relato antiguo contado a Maruch Méndez, y traducido por Pablo Vázquez Moshan, en 2015.)

Figura con árbol serpiente | Feliciana Ramírez

Cerámica
2015

“Fue inspirada en una escultura del artista Juan Chawuk de un “Pakal”, rey histórico de Palenque. La artista Feliciana imaginó alrededor del Pakal una mujer con olla, y caracol que está comiendo el hongo. Fui en el monte a traer leña, levanté el ojo y estaban dos serpientes. El chijil chan no muerde. Lo hice encima de sus hombres del hombre. Tiene aires, que hay que curar”.

 

Xpak'inte' (Mujer neblina) | Maruch Méndez

Terracota
2015

“Había un día, un señor que caminaba en el bosque como de costumbre lo hacía, dejando a su mujer en su casa, que de repente escucha una voz de mujer en el bosque, al ir acercándose ve a una señora en el camino. Le pareció ver a su mujer. Al acercarse más escuchó el llamado, y sintiéndose seguro, caminó. Caminó dentro del bosque hasta perderse sin darse cuenta en el bosque, por el xpak’inte'”.

“Su mujer estaba preocupada. Pasaron los días y su esposo no regresa a casa. sale a buscarlo en todo los posibles lugares que lo podrían encontrar. Al ver que no daban con el paradero, acuden con dos señores sabios para pedir favor de velas, rezos, para que las encuentren a su esposo en el bosque, cuevas, montañas. Al gritar por su nombre responde: “Por acá, debajo de estas ramas”. y cada vez que le gritaban respondía diciendo lo mismo. Al terminar el día de la búsqueda no logran encontrarlo. Y de regreso a casa con la angustia de que estuvo cerca de encontrarlo”.

“Al paso de tres días, el señor se escapa del xpak’inte’, regresa a su casa con su esposa, para explicarle de cómo fue que se lo llevaron, a perderse, que le platica, en el camino. Le pareció, la vio en el camino que lo llamaba que lo siguiera al bosque, también cuando llega a la cueva de Xpak’inte’ le ofrecieron comer caldo de gallina que era como caldo de culebra de rio (chij chon), al día siguiente un guajolote, que un cocodrilo (ik’al nab chon), y se quedó con ella. Una vez contado lo ocurrido lo que pasó y le hicieron por el xpak’inte’. Al señor a los tres días de estar en su casa con su mujer, el hombre muere”.

(Relato antiguo contado a Maruch Méndez, y traducido por Pablo Vázquez Moshan, en 2015.)

La Madre de la tierra | Feliciana Ramírez

Escultura de barro, de múltiples piezas, de niño y de mazorcas
2018

“La Madre de la Tierra, el corazón de máiz. Antes de la Eva como está en la Biblia, no escuchó la palabra de Dios. Ella no obedeció. El bebé abrazado por la Madre de la Tierra lleva el niño al pecho Hicieron sus hijos y hasta ahora ya los llevó la tierra. Hice el candelero para iluminar a la madre de la tierra”.

Tres niñas | Maruch Méndez

Terracota
2015

“Antiguamente contaban que habían tres niñas en un lugar que se llama Tierra Roja (tsajal lumaltik), que había una piedra en la montaña, que llegaban a las niñas a pastorear sus ovejas todos los días, donde acostumbraban a sentarse en las piedras las tres niñas, por ratos juegan, en el mismo lugar. Un día de estar aburridas deciden hacer otras cosa, como trabajar y hacer aparte de estar sentadas, donde acuerdan en plantar cada quien cosas diferentes encima de la piedra, la primeria de ellas siembra un árbol la mediana una palma, y la más pequeña siembra una piedra. En cuanto terminan de sembrar se van. A los tres días regresan al lugar, lo que había sembrado crecieron, están bien grandes. Las tres niñas estaban muy contentas, que nadie había perdido lo que sembraron, al poco después de estar viendo la siembra, no muy lejos de la piedra salía una voz en un pozo de agua dentro del bosque, dando aviso que se cuidaran las tres niñas. Ellas sin tomaron en cuenta, responden uuy uy uuuy, tío coyote, uuuy, tío conejo, al pozo., Al momento las niñas se convirtieron en piedra, por no hacer caso al pozo. Las ovejas se las comió el coyote.
Hoy en día el lugar es sagrado, todo lo sembrado de las niñas es un paraíso de lugar, que se venera y se respeta”.

(Relato antiguo contado por Maruch Méndez, traducido por Pablo Vazquez Moshan.)

Dos ollas creándose | Feliciana Ramírez

Ollas de barro.
2019

“Representan mi pueblo, porque todo mi pueblo trabaja, y nuestras manos trabajan. Soy parte de un grupo con mis hijos, todos trabajamos. Es el poder de las mujeres”.

Pukuj (Diablo) | Maruch Méndez

Terracota
2015

“El Diablo caminaba sobre la tierra, buscando su comida (personas que encontraba en el camino)”.