Nos quedamos asombrados/as por la técnica precisa y bella del pintor Raymundo López (San Andrés Larráinzar, Chiapas; 1989). Cómo decía un colega de él, “no se termina de aprender la técnica en la escuela” ya que es de talento y mucha práctica con compromiso. Raymundo, talentoso, no deja de experimentar y crecer constante.
Nos quedamos comovidas/s por los contenidos de su obra, en la cual explora temas de su vida con mucha honestidad y profunda emoción. Como veremos a continuación, Raymundo inició la vida en tiempos tumultuosos, sufrió pérdidas – la mamá falleció en 2015 – pero comenzó su propia familia con mucha alegría; había luchado por asistir a la Universidad de Ciencias y Artes en Tuxtla Gutiérrez (graduó en 2017), recientemente se hizo migrante temporal; nunca sin dejar de pintar ni perder su gran apetito por la vida. La presente es una exposición individual, Pintando recuerdos de niñez. Raymundo vivió el levantamiento zapatista, en 1994, en San Andrés Sakamch’en de los Pobres/Larráinzar, como hijo de líderes de esta organización. Experimentó el terror de ataques por su propio gobierno entonces; años después experimentó la problemática polarización de su pueblo. Con su obra Ray da testimonio de un creador joven idealista que incluye en su práctica el registro de los acontecimientos más importantes de su pueblo, de México y hasta del mundo.
Ahí, el sorprendente movimiento que hace el artista en esta exposición: retoma la crisis de la pandemia en términos metafóricos del levantamiento. Así nos abre la puerta para apreciar el tiempo cíclico de la cultura maya. Y demuestra la potencial del arte en manos de los pueblos para recrear narrando su propia historia con su propia simbología.
En estos meses en los cuales hemos dependido de la comunicación digital, la obra de Raymundo López se ha hecho viral incluyendo a personas de habla Tsotsil, Tseltal, etc. en Chiapas y afuera. Nos habla de la realidad actual, con claridad, gran inteligencia y humor.
Esta exposición resultó de una curaduría colectiva de la Galería MUY.
El pintor agradece a sus padres y familia, incluyendo a Pati y Monse, y a la Galería MUY.
Obras
Granadillas
Óleo sobre tela
100 x 50 cm
2019
“En el 1994, cuando empezaron la lucha, estábamos refugiados en una casa. Mientras jugábamos veíamos en el cielo que pasaban los aviones tirando las bombas, pero donde más tiraban era en el cerro. Un día le pregunté a mi hermana que eran esas cosas que tiraban los aviones. Ella contestó que eran “granadillas” Me dio mucho miedo y desde ahí le agarré temor a las granadillas, porque pensé que eran esas que tiraban los aviones, le tenía mucho miedo. Mi hermana jugando me aventaba una, y yo empezaba a llorar”.
Augurio
Óleo sobre tela
90 x 60 cm
2019
“Recuerdo los dolores de mi infancia, con los demás niños que estábamos escondidos en algún lugar de Aldama. Éramos muchos niños que jugábamos, pero muchos se enfermaron y como estábamos todos juntos, no había higiene. Cada noche llegaba el búho y empezaba a rascar las paredes, tal vez sabía que algún niño iba a morir. Puse el búho en la obra que representa el símbolo de la muerte y el reloj que anunciaba que había llegado la hora. Muchos niños se enfermaban de infecciones estomacales y después fallecían porque no había quien los atendiera”.
El baño del mediodía
Dibujos a lápiz
50 x 35 cm
2019
“Ahora que soy padre veo que mi hija le encanta bañarse, pero nuestra condición es distinta. A mi me bañaban parado y con agua fría, a ella la bañan sentada y con agua caliente”.
El baño de los cochis
Dibujos a lápiz
50 x 35 cm
2019
“Recuerdo que cuando estábamos refugiados en Kamteal Ukum mi madre decía: Llegó la hora de bañar a los cochis. Cuando escuchábamos, salíamos corriendo porque se refería a nosotros. Nos atrapaban a la fuerza para bañarnos, el agua estaba bien fría”.
La gran felicidad
Óleo sobre tela
84.5 x 60 cm
2020
“Cuando fue el levantamiento y estábamos refugiados, nos llevaban víveres para comer. como éramos niños, y tal vez por el hambre, yo veía las latas de frijoles enormes y cuando fui creciendo me di cuenta que no eran así, era por el hambre que lo veía así”.
Disturbios
Óleo sobre tela
84.8 x 65.3 cm
2020
“Uso un realismo conceptual con figuras retóricas donde plasmo lo sucedido en mi pueblo, San Andrés Larráinzar, sobre estos tiempos de contingencia. Desde un principio la gente apoyaba en fumigar los espacios públicos. Pero por los malos comentarios de otros pueblos, las redes sociales y la muerte sucesiva de personas, la gente empezó a cambiar de opinión y pensaban que fumigar causaba la muerte, ¡y todo lo que rociaban era coronavirus! Por esa causa empezaron las revueltas y destrozos, la quema de vehículo y buscando siempre un culpable. De esta manera represento los disturbios”.
El señor de la muerte
Acuarela sobre papel de algodón
72.5 x 53.5 cm
2020
“Este montoncito de niños son estudiantes de la escuela. Del lado izquierdo son tres maestros. Los niños eran muy juguetones, no entendían, no obedecían: estos maestros no les tuvieron paciencias y los pegaban. Tenía una barra y les pegaban en las nalgas y en la cabeza. Y los niños comenzaron a perder el sentido, ya tenían problemas de entendimiento. Luego la mamá se fue a quejar con el agente porque se le había dañado a sus niños. Decidieron correrlos a los maestros, hasta que llegó una maestra y ella les habló, los llevó debajo de los arboles, les daba manzanas, les hablaba con cariño y también le pedía mucho a Dios que ayudara a estos niños, que comprendan, y así mejoraron, a entender. La maestra se dio cuenta que los niños tenían nahuales – un zorro y cuando son zorros, uno es muy juguetón. Sólo se está divirtiéndose. Por eso tenían esa actitud. Así que la maestra les cambió a todos el nahual, y al cambiarles el nahual ellos fueron niños obedientes, mejoraron. Esa maestra duró muchos años trabajando con ellos, casi treinta años y terminó preparando a dos, muy bien a dos”.
Fusilando la reina virus
Acuarela sobre papel de algodón
37 x 56 cm
“La obra plasmada son relatos de los compas zapatistas. Como dicen ahora luchan con un enemigo invisible, que no ve religión ni partido político. Todos estamos luchando contra un enemigo, que es el coronavirus”.
La santísima eucaristía
Acuarela sobre papel de algodón
49 x 33.8 cm
2020
“Tras la muerte de muchos sanadreseros por la coronavirus, la comunidad sanadresera pidió sacar la santísima eucaristía, junto con un sacerdote a bendecir y a purificar las calles. Tras la purificación y la fe de las personas la muerte sucesiva paró”.
La última cena
Óleo sobre tela
170 x 230 cm
2021
En proceso
“El 31 de diciembre de 1993, una noche antes del levantamiento se celebró una misa. Los milicianos planearon cómo harían la entrada a San Cristóbal. Al terminar la reunión todos convivimos, hubo comida y música, para algunos era su última cena, ya que muchos no volverían a sus casas con sus familias. La comunidad estaba en la lucha en todo momento con la fe de Dios, y por eso representé que Dios también era Zapatista en la lucha, ya que las personas sentían que Dios los iba a acompañar en la lucha”.